Etapa 12 – de Svolvær a Andenes

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Etapa 12 – de Svolvær a Andenes

Amanece (es un decir) en Svolvaer y el cielo pinta bien. ¡Olé!

Nos da los buenos días el lago que tenemos justo enfrente de nuestras ventanas.

A las 8:00 am ya estamos llamando al Whale Safari pero solo responde un frio contestador que nos indica que hasta las 8:30 no hay nadie disponible. Tras desayunar volvemos a intentarlo una y otra vez, una y otra vez… parece que no hay forma de comunicarse con ellos pero tras un nuevo intento, por fin una voz que dice “…all our operators are busy, please keep in line…” Bffffffff….. a esperar….

De repente… “…¡Hello!…” Por fin alguien al otro lado. Le explicamos nuestra intención de llegar hoy hasta Andenes para realizar la actividad pero que ayer nos fue imposible reservar a través de la web. Tras unos segundos de incertidumbre, no facilita un nº de reserva pero sin garantizarnos al 100% la posibilidad de tener plazas. Eso si, hemos de llegar allí antes de las 15:15 horas, así que…¡En marcha! No hay tiempo que perder.

Para llegar a esta zona, hemos de dirigirnos a Fiskebøl y tomar de nuevo un ferry que nos cruce el Mar de Noruega hasta Melbu, siendo el último trasbordador en el que embarcaremos nuestras motos. Los que restan, serán buques de mayor eslora.

Nos toca esperar, y amenizamos la espera entablando conversación con dos moteros Finlandeses, los cuales nos informan de las posibles incidencias que podamos encontrar en las carreteras de su país. Nos cuentan también que ellos solo pueden rodar de mayo a septiembre debido a lo duro del clima de estas latitudes.

Una vez desembarcados, vemos que contamos con gasolina suficiente y decidimos no detenernos hasta llegar a Andenes. La motivación extra de las ballenas nos empuja a rodar y rodar… No hay fotos de este trayecto pero nuestras retinas las capturan para guardarlas en nuestras memorias para siempre.

13:37 horas. Ya estamos en Andenes, jeje… No hay nada como estar bien motivados para conseguir nuestros objetivos.

Lo primero de todo, nos dirigimos al puerto para ubicar las oficinas del “Whale Safari” e intentamos asegurar nuestra plaza en el barco. Después de unas cuantas comprobaciones en el mostrador, nos dan dos tickets con nuestros números de reservas para el safari. ¡¡¡Ya lo tenemos!!!
Nos fundimos en un abrazo de alegría por haberlo conseguido y rápidamente hacemos balance de la situación: ¿Qué hacemos ahora?…

Nos vamos a tomar posesión de nuestro alojamiento de hoy, y cual es nuestra sorpresa al llegar allí que nos encontramos que no hay nadie. Contactamos por teléfono y nos dicen que hasta las 16:00 no podemos hacer el check-in, por lo que nos toca cambiarnos de ropa en el garaje y dejar todo allí para volver al puerto. Y eso hacemos.

Ya inmersos en el programa de la actividad, a las 16:00 iniciamos una visita guiada por las diferentes salas del museo de las ballenas donde el guía nos va “ambientando” acerca de lo que vamos a ver en el mar (si es que vemos algo, porque la naturaleza es caprichosa y estos animales no están atados). Tras una hora de explicación nos hacemos a la mar y nos adentramos unas 15 millas mar adentro para buscar las zonas más profundas del Mar de Noruega. El mar nos estaba precisamente en calma sino todo lo contrario y más de un pasajero lo acusó…

De repente se oyen gritos de la gente en la proa del barco… ¡Son las primeras ballenas que nos muestran sus aletas!, resulta un poco caótico y emocionante a la vez puesto que todo el mundo quiere sacar la mejor foto, algo complicadísimo dado el estado del mar y los movimientos del barco. Pero… ¡Ahí están! Y nosotros las hemos visto.

Pasada la euforia inicial, la gente se va tranquilizando y cada vez son más las apariciones de “Ballenas Piloto” que nos muestran sus cabezas, aletas y colas cuando nadan en familia por estas frías aguas del norte, hasta alcanzar el centenar de avistamientos. ¡Qué pasada!
Tras algo más de tres horas de navegación, el capitán pone rumbo a casa. Lamentablemente, no hemos podido ver cachalote alguno, pero esto es así. Aquí estamos en plena naturaleza virgen y ella es quien impone las normas.

Finalizada esta emocionante experiencia, decidimos que ya iremos más tarde al alojamiento puesto que si no queremos quedarnos sin cenar (en estas latitudes llevan otros horarios), hemos de hacerlo ahora. Encontramos un restaurante y nada más entrar en él oímos hablar español, la conversación provenía de una mesa con cuatro señoras. Nos acercamos a saludar y nos aconsejan probar aquí la carne de reno. “…Está muy buena…” nos dicen. Nos miramos mutuamente y decimos ¿nos animamos a probarla?… ¡Venga! Dicho y hecho.

Al poco rato, nos encontramos ante dos suculentas raciones que duraron en el plato un santiamén. Yo creo que había hambre, jeje…

Terminada la cena, nos vamos directamente a descansar. Hoy ha vuelto a ser un día lleno de emociones y estamos literalmente agotados. El sol de media noche nos invita a dormir.

“…¿Cargamos las pilas Mario?…”
“…Cargamos las pilas Pere…”

mapa de la ruta

Mario

Mario

2 Comments

  • Ana

    Que de emociones….!!!!!! uffff….alucinante!!!!

    7 julio, 2017 at 22:45
    • Mario
      mariosj

      ¡Si, Ana, esto es un no parar!

      8 julio, 2017 at 22:56
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