Etapa 21 – Oslo

¿Dónde quieres ir hoy?

Sube a tu moto y disfruta de magníficas rutas visitando "Pueblo a Pueblo" la provincia de Guadalajara -España-

Etapa 21 – Oslo

Efectivamente. Hoy dejamos descansar las motos en el parking. Después de tantos kilómetros por carreteras escandinavas, se merecen un receso ¿no?

Al igual que en la visita a Estocolmo, nuestra asistente particular nos envía a través de mensajes todo un itinerario lleno de puntos de interés “esenciales” para ver en Oslo en dos días. Lo que pasa es que nosotros solo tenemos uno y medio así que… ¡en marcha de nuevo!

Nuestro instinto motero nos hace conseguir un plano de la ciudad y marcar en él todos los puntos que nos ha enviado Carmen. Trazamos la ruta para optimizar al máximo los desplazamientos y nos dirigimos raudos a conseguir una tarjeta “#” que nos dará margen para utilizar todo el transporte público de la ciudad. Nos cuesta un poco conseguirla debido a una “caída” en la red informática que las facilita, pero finalmente en las oficinas cercanas a “Central Station” nos hacemos con las nuestras. Tranvías, autobuses, cercanías y ferrys… todo está perfectamente conectado para que el habitante o el visitante de Oslo se mueva con soltura y eficacia. Vamos a intentar aprovecharlo.

Si tienes el espíritu aventurero de un motero viajero y has llegado hasta aquí, es difícil resistirse a conocer dos mundos de aventuras y conquistas: El pueblo Vikingo y los exploradores árticos.

– Parada 1: Museo Vikingo. Sin duda el mayor y más conocido exponente de los pueblos nórdicos. Nada más entrar nos sentimos fascinados por lo que vemos. No somos precisamente expertos en historia ni mucho menos, pero nos preguntamos cómo fue posible que en poco más de 300 años, conquistasen literalmente medio mundo. En el “Viking Ship Museum” están en cierto modo las respuestas. Pere, hombre ligado al mar, aprecia muy bien de qué estamos hablando. Las embarcaciones que construían eran prodigios de la época, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos del año 700 DC aproximadamente, pero “echarse al mar” con ellas y conquistar todo lo que se les ponía por delante… Desde luego debía tratarse de gente muy dura y muy feroz. Todo ello perfectamente podrían suponer argumentos para una serie de Netflix, jeje…

– Parada 2: Fram. “El mejor museo de Noruega”. Al menos eso reza en la entrada. Y a fe que nos resultó cautivador. Una vez dentro, nos metimos en el mundo de los exploradores árticos y lo cierto es que no queríamos salir de allí. Solo a un noruego se le puede ocurrir construir un edificio en torno a un barco. El Fram se conoce como la nave más resistente del mundo que viajó a descubrir tanto el polo norte como el polo sur. Fue construido a finales del siglo XIX y se expone integro y con todos los objetos originales en su interior. Fue especialmente interesante recórrelo por dentro y estar en su sala de máquinas o en el camarote de Roald Amundsen, uno de los exploradores más intrépidos de todos los tiempos.

Salimos del Fram profundamente impresionados, así que la ocasión merecía… ¡dos cervecitas!, jeje… que degustamos picando algo en los alrededores mientras contemplamos los barcos que navegan por el fiordo. Algunos a esta hora aprovechan para hacer una siestecita…

Parada 3: Palacio Real. Nos limitamos a pasear por el exterior y los alrededores admirando este espectacular edificio, lo que pasa es que una vez has visto el “Madrileño”, es difícil impresionarse… lo que está claro es que ni Pere ni Mario seremos reclutados para ser guardias reales. ¿Por qué será?… no lo entendemos la verdad…

– Parada 4: Museo Nacional de Arte. Tampoco somos expertos en arte pero bien vale la pena una visita a este museo a poco que te guste la pintura o la escultura. La visita ha sido breve pero también muy interesante. Hemos visto obras increíbles. Sobre todo nos gustaron las realistas. Ah! Y al entrar en una de sus salas, nos sorprendió encontrar un cuadro de… ¡El Greco!

Salimos del museo y ponemos rumbo a nuestro siguiente hito mientras pasamos sin detenernos por la puerta del Hard Rock Café de Oslo porque hoy tenemos otras prioridades.

– Parada 5: Oslo City Hall, o dicho de otro modo: El Ayuntamiento.
Viendo el edificio por fuera (diríamos que es más bien feo), no nos imaginábamos cómo era su interior, y menos aún que esté completamente abierto al público. Por fuera nos llama la atención el reloj de la fachada y por dentro encontramos un derroche de mármol y obras de arte. Además, aquí se celebra la ceremonia del premio Nobel de la Paz. Por cierto, las vistas a la bahía desde aquí son bellísimas.

– Parada 6: Las Murallas de la Ciudad. Paseamos por los alrededores de la muralla recorriéndola tranquilamente y nos sorprendió algo que no habíamos visto nunca. ¡Una ambulancia en moto! Si… habéis leído bien. Un paramédico en moto perfectamente equipado patrulla las calles de la ciudad por si alguien necesita asistencia urgente o primeros auxilios. Esto ya es lo más…

Casi sin darnos cuenta nuestros pasos nos llevaron hasta uno de los locales de moda de Oslo, situado en uno de los muelles del puerto de mercancías. Desde luego, los “Oslenses” son únicos mezclando estilos. Ya lo habíamos comprobado en Central Station y de nuevo nos asombran. Este local alberga tres establecimientos en uno: Kinabolle, Vippa y Raketten AS, que sirven sus productos en locales que en realidad son containers de mercancías. Por el día cerveza, refrescos y tapas y por las noches copas y marchita a raudales. Su terraza por las tardes está repleta de gente para beber cerveza y ver pasar los innumerables cruceros que llegan a la ciudad a todas horas, ¡Hay que verlo!

– Parada 7: Parque Vigeland. También conocido como el “Parque de las esculturas”. El día ha amanecido con un sol espléndido, lo que hace que la visita al parque rebose de color verde. Además de ser enorme (más de 30 hectáreas de parque, y eso que no está en Bilbao), es un auténtico pulmón en el centro de Oslo y es absolutamente cautivador. Decenas de esculturas a tamaño natural, bueno… a tamaño “Natural Nórdico”… crean un ambiente muy especial. Simbolizan las diferentes escenas de la vida, cuya parte culminante se haya en el monolito, un bloque de granito de 17 metros de altura compuesto por más de 100 figuras humanas entrelazadas entre si. Nos encanta este parque. Si vienes a Oslo, haznos caso y no te lo pierdas.

Salimos del parque y tomamos esta vez el tranvía para ir a recoger nuestras motos. Queremos acercarnos con ellas hasta nuestro siguiente hito.

– Parada 8: Holmenkollen. La famosa plataforma de saltos de esquí. Fue sede de los juegos olímpicos de invierno de 1982. Miras desde donde se lanzan los saltadores y acoj…. Impresiona enormemente pensar solo en mirar hacia abajo. ¡Como para saltar desde ahí!

Bueno, tonterías aparte, este era nuestro último hito para visitar en Oslo y no queríamos perdérnoslo por nada del mundo.

Por supuesto, hay muchas más cosas para ver en esta fantástica ciudad pero para contar solo con un día y medio no decimos…. “pué valer”. Eso si, hay que volver algún día para retomar el resto de paradas pendientes.

Ahora vamos directos a pertrechar las motos porque hoy, ellas y nosotros embarcamos y dormimos en un buque de la compañía naviera “DFDS”. Mañana, si todo va bien, amaneceremos en Copenhague.

“…Hasta pronto Oslo…”
“…Hola Copenhague …”


Mario

Mario

1 Comment

  • Ana

    El parque se lleva la Palma….que maravilla!!!!

    21 julio, 2017 at 01:14
LEAVE A COMMENT