Hoy descansamos de moto, lo cual no nos viene mal del todo, Hay que despejarse un poco de tanto asfalto, y el centro de la ciudad de Estocolmo nos va a venir al pelo.

Saltamos a la calle prontito tras un buen desayuno que nos da fuerzas para el “pateo” que se nos viene encima. Es miércoles y la ciudad comienza a desperezarse.

Es una gran ventaja alojarse en un lugar céntrico ya que a los pocos minutos de andar, ya estamos en el meollo de la cuestión, que no es otra cosa que el centro histórico de la ciudad.

Os diremos que tenemos una magnífica “asistente turística” que nos guía desde España y que no es otra que Carmen, la mujer de Pere, que desde Mallorca no nos pierde el hilo y nos “whasappea” con las cosas que no debemos perdernos en una visita relámpago de tan solo un día, ¡¡¡Gracias Carmen!!! ♥️♥️

Lo primero que nos llama la atención es encontrarnos con un bar que hace un juego de palabras con su nombre. Se trata del “Bar-Celona” y se encuentra en plena calle peatonal junto a la estación Central.
Seguimos caminando y llegamos a la iglesia de Santa Clara. A esa hora, vemos como Cáritas de Estocolmo da de desayunar a gran cantidad de “sin techo” que de otro modo no tendrían cómo hacerlo.

Continuamos adentrándonos en la city atravesando uno de los múltiples puentes que acceden a la isla donde se encuentran nuestros hitos recomendados.

Nos acercamos al famoso callejón “Mårten Trotzigs Gränd”, el cual no brilla precisamente por su anchura ya que cuenta con tan solo 90 cm entre sus paredes. 

Continuando nuestro periplo por el centro, damos con el Parlamento Sueco, La Academia Sueca y el Nobel Museum en la Plaza de Källargränd.
Ya que estamos en esta zona, decidimos comer en la céntrica taberna medieval “Café Sten” (recomendada también por nuestra asistente), donde por un precio más bajo que la media de Estocolmo, hemos comido muy bien.

También visitamos el Palacio Real, residencia oficial de S.M. el Rey de Suecia, uno de los palacios más grandes de Europa, donde nos hacemos una foto con uno de los militares que lo custodian y los cañones que lo guardan y disfrutamos de sus finas ornamentaciones florales, y desde una de sus escaleras, contemplamos los jardines y la fachada principal del parlamento Sueco.

A ver si adivináis… ¿qué motocicletas utiliza la policía de Estocolmo?… Cuales vas a ser, jeje…

Atravesando un bonito parque, nos dirigimos a otra de las recomendaciones de Carmen que no debemos perdernos, no es otra que la estación de metro “Kungsträdgarden”, una auténtica obra de arte en si misma y que, una vez vista, corroboramos que merece muy mucho la pena visitar, de hecho, compramos unos billetes, tomamos el suburbano y salimos del centro para dirigirnos a visitar el “Ericsson Globe” y el “Sky View”, desde donde una vez subidos a la cima de la esfera, disfrutamos de unas vistas espectaculares del Skyline de Estocolmo.

Agotados ya de tanto trajín,  volvemos sobre nuestros pasos al centro de la ciudad y camino del hotel nos llama la atención una gran tienda de discos, de esas que apenas se ven ya en nuestro país y que se resisten a la influencia de las nuevas tecnologías. ¡Qué maravilla de tienda!

Qué mejor cierre para el día de hoy, que un festival de música en pleno parque. Los músicos noveles tienen hoy su oportunidad para lucirse ante el público que pasea por aquí.

Ha sido solo un día, pero… ¡qué día!.

Hemos exprimido cada minuto, y ha valido la pena el esfuerzo, aunque estamos agotados así que decidimos irnos prontito a cenar y a dormir que mañana nos espera otra etapa llena de emocionantes rectas con 540 km a la velocidad del caracol. Mejor que nos pille descansados.

 “…Descansa mucho compañero, que duermas bien…”  
“…Esto intentaré, hasta mañana…”