Etapa 17 – Rovaniemi a Umea

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Etapa 17 – Rovaniemi a Umea

Hoy arrancamos con la idea de pasar una nueva frontera. Iremos dirección sur, de Finlandia a Suecia atravesando sus inmensos bosques y bordeando el mar Báltico. Ese es el plan.

Bajamos de nuevo por la E-75, una tediosa y aburrida carretera llena de rectas, radares y limitaciones de velocidad a veces absurdas que en el idioma motero es fácil de definir: No aporta NADA. Quizá los enormes bosques y el rio que marcha junto a la carretera y que se asoma de vez en cuando a saludarnos, son las únicas cosas que podemos reseñar. Sin más, rodamos kilómetros y kilómetros al ritmo que nos marcan las señales. A ver quien es el valiente que se lanza con tantísimos radares.

Así seguimos hasta encontarnos con la E-8, que nos llevará hasta la ciudad de Tornio, en la cual se encuentra la frontera entre ambos países. Aprovechamos para estirar las piernas y hacernos un par de fotos.

Compramos pan y algo de fruta, y nos montamos en las motos para dar otro “apretón” hasta la hora de comer.
Una vez más, llegada la hora tenemos la fortuna de encontrar un merendero donde montar nuestro restaurante particular y hacer nuestro pic-nic.

Ohhhh… ¡Qué faena!… hoy agotamos nuestra reserva de “Spanish Iberian Ham” pero bueno… ¡Qué nos quiten “lo bailao”!, jeje…

¿Y después de comer?…. ¡a rodar!

Otro buen puñado de kilómetros por delante. Hoy hay que hacer 520 km. más o menos, a la velocidad del caracol, así que no hay tiempo que perder. Si queremos llegar a una hora prudencial que nos permita instalarnos y cenar sin prisas, lo que hay que hacer es optimizar las paradas al máximo.

 En una de las paradas, aprovechando el repostaje, nos fijamos en un gran camión de los tantos que hemos visto por la carretera hoy, y decidimos acercarnos a verlo de cerca. Es enorme. Lo medimos con nuestros pasos y nos da 25 metros de longitud. ¡Menudo bicho!
Al poco tiempo, llega el chófer, que regresaba perrito caliente en mano de la tienda de la gasolinera y entablamos conversación con él. Nos corrobora la longitud del camión. No son 25 metros sino 24 metros los que mide. Nos habla de las magníficas prestaciones de su vehículo y de que recorre toda Suecia de cabo a rabo con él.

Entre risas, terminamos encaramándonos en la cabina para sentirnos por un momento lo que sienten ellos a diario: los “amos de la carretera”. ¡Están en la cima!

Por fin, a media tarde, llegamos a nuestro destino de hoy: Umea. Nos instalamos y salimos a dar un paseo por la ciudad. Nos llama mucho la atención la cantidad de gente que pasea por las calles y también las innumerables terrazas de bares y restaurantes, todas ellas con gente a pesar de que la temperatura no es precisamente elevada.

Siguiendo la recomendación de la simpática y amable recepcionista del hotel, vamos a cenar al “Lottas”, un restaurante de cocina local muy grande pero a la vez muy acogedor. Nos recibe un sueco que habla algo de español ya que su mujer es profesora de español y nos cuenta que ha trabajado muchos años en España, entre otros lugares, ha dado clase en la Universidad de Alcalá de Henares. ¡Qué sorpresa!

Es muy curioso el sistema de comandas que utilizan aquí. Llegas al restaurante, escoges mesa tu mismo, miras qué número tiene la mesa, vas a la barra e indicando el número de mesa, haces tu pedido y te vas a tu mesa a esperar.

Al poco tiempo, ya tienes tu pedido en la mesa. Máxima eficacia, ¡si señor!

Tras una cena reparadora, regresamos paseando al hotel y convenimos en madrugar y desayunar a las 7:00 a.m., ya que mañana tenemos por delante más de 620 kilómetros hasta Estocolmo.

“…Be, demà una mica mes…”
“…Así es amigo…”

 

mapa de la ruta

Mario

Mario

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